quarta-feira, 20 de fevereiro de 2013

Más allá del mar está el paraíso

 

Más allá del mar está el paraíso, hija ... Eso es lo que me decía mi padre cuando yo aún era muy pequeña. Me cogía de la mano e íbamos caminando hasta la playa para ver el mar. Nos sentábamos en una roca y contemplábamos aquella inmensidad de agua que se perdía en el horizonte. Me hablaba de un mundo maravilloso que había al otro lado pero que no podíamos ver con nuestros ojos.
Siempre que  puedo me acerco a la playa y observo el mar. Me siento en la misma roca en la que me sentaba con mi padre cuando era pequeña e imagino que todavía está allí conmigo. Miro hacia el horizonte y sueño con aquel paraíso perdido
Mientras  pienso, no dejo de mirar el mar. Aquel lugar, el ruido de las olas del mar, la brisa marina que me acaricia la cara ..., me relaja. Es una imagen que siempre llevo dentro de mí y me acompaña vaya a donde vaya, una imagen que hace que siga soñando con el paraíso,e inevitablemente, pensar en la muerte.
Tengo 27 años y mi vida es una lucha continua de visitas al hospital, pruebas interminables y medicinas con efectos secundarios devastadores.
Hablar de la muerte no es nada fácil, La muerte, morir, me da miedo. Mucho miedo. No me gusta pensar en la inexistencia, huesos, gusanos, el vacío, el no estar, el no ver el futuro,...
Solo algo tengo claro, quiero morir sola, me gustaría que no fuera traumático para nadie, que se dieran cuenta al cabo de un rato que yo ya ni hablo, ni miro, ni respiro ...
La muerte para mí es una habitación del Hospital y ruidos de enfermeras que entran y salen, y miradas que se apagan. La muerte es cruel, injusta, miserable. La muerte es la peor compañera, la peor aliada, la peor vecina. Y, sobre todo, la muerte es dolorosa. Muy dolorosa. Y lo peor son las palabras, los discursos paternalistas, los consejos nunca solicitados, los golpecitos en la espalda que parecen bombardeos. La muerte debería ser silencio, una mirada, un gesto, un beso, un abrazo.. una melodía...
Y mientras continúo mirando el mar y teniendo sueños, falsas ilusiones que me he creado y me ayudan a ser fuerte y a mantenerme viva día a día mientras estoy atrapada en una existencia que no le deseo a nadie. Una vida de la que soy prisionera contra mi voluntad.

 

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